El pequeño corazón no late más. De repente. Nadie sabe porque. El medico nos explico que hay miles de razones possibles. Nadie se interesa por los detalles. El medico solo dice «Lo siento.» y escapó de más conversación.
Es mundo que había tan brillante en los cuatro semanas atrás, cargado con esperanza, con sueños, con agradecimientos. Todo se empezó en un viernes en Mayo: ¡Qué alegría ver las dos bandas en la prueba de embarazo! ¡Que cambió el mundo cuando ví el corazón latiendo en la pantalla de la ecosonografía! ¡Que mucho sentido de repente hubo en mi vida! ¡Qué esperanza por el futuro del mundo!
Al principio el medico solo había dirigido el dispositivo de ecosonografía sobre el pequeño cuerpo al dentro. Buscando por el corazón. No había dicho nada. De nuevo y de nuevo. El sentimiento positivo que habíamos traído se ha caído con cada movimiento del dispositivo – esperando por el mensaje liberando. ¡Por favor! Solo pensé que el medico hubiere dicho que todo iba a ser bien. Los segundos se prolongaron a minutos y horas. ¡Diga algo por fin, señor medico!
Ahora todo de nuestra esperanza se fue con una frase cuando todavía éramos mirando la pantalla de la ecosonografía.
¿Por qué?
Ya habíamos preparado una casa calentado, llenado con tanto amor y esperamos tenerte en nuestras manos en algunos meses. ¡Habríamos protegidote contra todos peligros! ¡Habríamos enseñado tanto! ¡Habríamos mostrado el mundo!
¡Vamos a extrañarte tanto, nuestro pequeño Friedrich o nuestra pequeña Hera! ¡Siempre vamos a quedarte en nuestros corazones! ¡Espera a nosotros en la vida eterna!