¡Gracias a la vida!

Hoy fui a la misa porque era el día San Francisco y mi amigo y sacerdote Augustin me había invitado. Durante la misa el sacerdote dio la bendición a nosotros y nos dicho: “Dense un gesto de la paz del señor”. Cuando terminé de saludar a la gente de mi banco fui un poco afuera para saludar a la gente ahí. Encontré un señor joven y obviamente tenía una discapacidad muy grande. Pero me saludo con tanta alegría como nadie antes.

Después pensé en la situación mucho más. ¡Que difícil su vida es¡ Para él es un ordinario muy grande cada día organizar su vida. No puede viajar de un minuto al otro. Creo que él tiene muchos más problemas encondrando un buen trabajo y una tarea buen remunerada. Él tiene todas las razones de lamentar de su vida, de sus desventajas y sus dolores. Pero lo no hace. Tenía más alegría de la vida que los otros, también más que yo.

Eso hombre me recuerdo qué tan importante es, valorar todo lo que yo tengo y lo que la vida me dio: Mi salud, mi novia, mi cama, mi comida – y cada sonrisa que recibí hoy. ¡Gracias a la vida!

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